“Al principio quería que todo quedara en familia”, recordó la madre de la menor, quien decidió poner en primer lugar la integridad de su hija, denunciando el caso ante las autoridades correspondiente para hacer justicia.

 

“Tenemos que denunciar los hechos, porque es la única manera de romper la cadena de violaciones. Si nosotras no denunciamos, la historia se repite y de lo que se trata es terminar con el ciclo de violencia”, afirmó la representante de la víctima. 

 

Aunque perdió a la familia biológica de su hija por haber denunciado al victimario, aseguró que ganó, con las psicólogas y trabajadoras sociales, una nueva familia de amor y solidaridad, con quien comparte tristezas, dolor y maneras de sobrellevar la pesada carga del hecho punible. 

 

“Guardar silencio significa atentar contra su propia integridad y la de nuestros hijos”, advirtió la señora, quien recuerda a su hija sollozar cuando le reveló el indigno suceso: “Mamá, si yo no te digo esto, se va a repetir”. 

 

Reconoce que fue duro enfrentarse a la familia del victimario, pero no importa cuando se ve hacia atrás y da “gracias a Dios el haber hablado, porque hoy su niña ha superado el dolor, ahora es una persona alegre, jovial, tiene amigos y está reintegrada a sus estudios, alcanzando la excelencia académica”.

 

“Cuando llegamos por primera vez a la Oficina de Atención a Víctimas de Violencia, fue duro para la niña porque era introvertida,  dibujaba niñas ensangrentadas y con la cabeza rajada, pero las psicólogas nos brindaron una atención especial”, recordó con tristeza M.S.L.E. 

 

El  proceso de sanación de la menor fue largo y traumático, inició en el año 2016, pero en tres años ha dado buenos frutos que se perciben en cada una de las reuniones que sostienen psicólogas, quienes enseñan manualidades y formas de  superar el dolor que les ocasionaron.

 

“En la sala de atención a víctimas nos han enseñado a diferenciar los cambios que tienen los niños, a platicar con ellos y escucharlos, a no decirles más tarde, sino atenderlos ahora y ya, porque el más tarde no existe”, explicó la valiente madre. 

 

Exhortó en su valioso testimonio “a no huir del problema y sobre todo a denunciar a los agresores para darles su castigo”, porque “la vida le sonríe a los valientes”.