El juez Décimo de Distrito de Familia, doctor Egberto Ramos Solís, lleva adelante el proceso judicial en el que padre e hija se disputan al nieto e hijo, respectivamente

Más de un año ha transcurrido desde que la joven inició la lucha por recobrar a su hijo, arrancado de su lado por el abuelo paterno cuando apenas tenía 18 meses de nacido,  bajo el argumento de que ella lo había “vendido” a personas desconocidas.

La muchacha, nacida en la vecina del sur, ha enfrentado por años la arremetida de su familia paterna, que entre otras cosas ha enseñado al niño a rechazarla y a llamar mamá a la que en realidad es su tía, explicó la defensora pública Georly Cisneros.

El año pasado, el padre de la joven y abuelo del niño, la demandó ante los tribunales pidiendo que le suspendan la autoridad parental sobre el menor de edad, pero ella lo contrademandó por el cuido y crianza de éste.

El calvario de la muchacha inició a sus siete años, cuando sus padres se separaron y ella se quedó viviendo con la mamá en Costa Rica. “Me decía que se arrepentía de haberme tenido; siempre estaba enojada y frustrada”, comentó en la entrevista con la psicóloga Luz Haydée Herrera, miembro del Consejo Técnico Asesor del Tribunal de Familia.

Antes de cumplir los 16 años, la joven ya había sufrido abuso sexual por parte de un pariente político, quien se aprovechó de su posición de pastor evangélico y de que ella era una niña, cuando vivía en la casa de una tía paterna, en Nicaragua.

La defensora pública Georly Cisneros, aseguró que cuando su representada se involucró sexualmente con su hermano, desconocía el vínculo que los unía

Carente de afecto y protección de su progenitores, ya que la relación disfuncional de estos no cesaba, vivió su juventud yendo de un lado a otro, de un país a otro, un día en la casa de su madre en Costa Rica, al otro en la de su padre en Nicaragua, o en las de parientes que terminaban por echarla a la calle.

Abusada y despreciada
Aseguró que viviendo en Costa Rica conoció al padre de su hijo y sin saber que era su hermano tuvo relaciones sexuales con él. Supo del vínculo que les unía hasta después y ante el rechazo de su madre por lo ocurrido, volvió a Nicaragua en busca de su padre, quien la apoyó antes y durante el embarazo.

La defensora pública relató que tras el nacimiento del niño, su representada buscó trabajo para independizarse, pero viviendo en el interior del país no pudo lograr su objetivo y buscó empleo en Managua.
 La ausencia fue aprovechada por su padre, para alegar abandono del menor de edad y lograr que el Ministerio de la Familia se lo entregara a él.
 

Por orden judicial, madre e hijo empezaron a relacionarse dos veces por semana en el Tribunal de Familia

“Mi papá me hizo una mala jugada con mi bebé. Me fui para donde mi tía; hablé con ella para que me lo cuidara mientras yo trabajaba, pero me dijo que no podía; por eso lo dejé con los padres de crianza de un primo y ellos me dijeron que me lo cuidarían, nunca lo regalé ni entregué a extraños. No lo vendí”, sostuvo la joven categórica.

Por su parte, el demandante expuso a la psicóloga  su deseo de criar a su nieto con el apoyo de su nueva pareja. No obstante, en los cinco años que lo ha tenido a su cargo, no le ha proveído estabilidad ni educación, porque un día lo tiene él y al siguiente se lo entrega a su hermana y lo sacó de la escuela alegando temor de que su madre se lo lleve.

En una primera evaluación psicológica realizada al niño, Herrera Vásquez encontró lesiones psicológicas moderadas compatibles con el síndrome de alienación parental, infringidas por el abuelo y sus hermanas.

En audiencia de vista, el juez Décimo de Distrito de Familia, doctor Egberto Ramos Solís, ordenó que madre e hijo iniciaran un proceso de acercamiento en el Tribunal de Familia, y que además, el demandante y el niño reciban terapia psicológica; sin embargo, esta última orden ha sido desacatada.

El judicial también ordenó que el Consejo Técnico Asesor actualice el estudio psicosocial de las partes en Nicaragua, pero además, que el Patronato de la Niñez de Costa Rica le  informe sobre las condiciones con que la joven demandada cuenta en ese país, a donde ella quiere volver con su hijo, pues allá tiene un empleo y a su nueva pareja.