Escrito por María Elsa Baca Suárez
La magistrada de la Corte Suprema de Justicia Ligia Molina Argüello entregó reconocimientos a los miembros de la Comisión Nacional de Ética Judicial, facilitadores, formadores y el personal de apoyo que participó en el proceso de divulgación, sensibilización y capacitación del Código de Ética del Poder Judicial, en reconocimiento a su labor, creatividad, disposición y compromiso.
Durante el sencillo pero significativo acto, la doctora Molina Argüello expresó que en “nombre de la Corte Suprema de Justicia y en el mío propio, entrego este reconocimiento y agradecimiento a todos los compañeros que en su papel de facilitadores a nivel nacional de Managua, León, Chinandega, Estelí, Madriz, Ocotal, Matagalpa, Jinotega, Puerto Cabeza, Bluefields, Boaco, Chontales, Río San Juan, Masaya, Carazo, Granada y Rivas, asu
“La labor de los colegas y compañeros facilitadores, les hace merecedores del respeto de los participantes, pues sin la decidida participación de estos compañeros no se habría logrado con éxito este magno proyecto de capacitación nacional que ya alcanzó el 80 por ciento de su desarrollo y en este mes de mayo alcanzaremos el cien por ciento”, expresó la alta funcionaria del Poder Judicial.
En su discurso la magistrada Molina Argüello, delegada ante la Comisión Iberoamericana de Ética Judicial, expresó que “hablar hoy en día de la ética judicial es hablar de la legitimación del trabajo de los funcionarios judiciales en el desempeño de su cargo, así como de los trabajadores administrativos del Poder Judicial que apoyan la principal tarea de este poder del Estado como lo es la prestación del servicio de justicia”.
La magistrada continuó diciendo que “observar relaciones armónicas y respetuosas entre los colegas y los compañeros de trabajo implica respetar los derechos que a cada uno corresponde, observar una conducta de servicio, respetuosa y cordial para con nuestros usuarios; es imperativo del funcionario o trabajador de Poder Judicial, observar un comportamiento distinto al señalado anteriormente es violar los principios que rigen la ética judicial”.
La magistrada Molina Arguello, expresó que durante la elaboración del Código de Ética se manifestó como una necesidad básica la capacitación a los funcionarios judiciales ya que “dar a conocer el cuerpo normativo que auto regula nuestra conducta, asegura su autenticidad y el compromiso moral de asumir su cumplimiento por parte de cada uno de los funcionarios y trabajadores de este Poder del Estado”.
“Los principios de independencia y autonomía judicial, de imparcialidad, objetividad, transparencia, legalidad, confidencialidad, de discreción, integridad y probidad están dirigidos no solo a los funcionarios judiciales sino también al personal de apoyo y a los colaboradores administrativos, pues el cumplimiento de estos principios inciden en el correcto desempeño del servidor público judicial”, expresó la magistrada de la Corte Suprema.
Durante su intervención, la magistrada Molina manifestó que la corrupción es un fenómeno de carácter mundial que se manifiesta en los ámbitos políticos económicos y sociales y “por ello era necesario, pertinente y urgente el que nuestro país se dotara de un Código de Ética para el Poder Judicial que vino a robustecer la lucha institucional contra ese flagelo social desde este Poder del Estado”.
La magistrada Molina destacó la labor de la comisión especial conformada por miembros de la División General de Recursos Humanos, la Asociación de Jueces y Magistrados de Nicaragua, AJUMANIC y la Escuela Judicial, órgano rector de los talleres de divulgación y sensibilización del Código de Ética.
Durante el acto de entrega de reconocimientos, la magistrada Molina Arguello informó a los presentes que mediante un informe presentado por la comisión técnica redactora del Código de Ética, el proceso de divulgación de dicho código contó con la participación de 160 facilitadores de todas partes del país, que reunían los parámetros de excelencia como lo son “vocación de servicio, excelentes relaciones humanas, probos, con un expediente de trabajo intachable y que poseen experiencia docente”.
La magistrada expresó su satisfacción por entregar los reconocimientos a quienes catalogó de personas con “excelente disposición de trabajo, compromiso, espíritu de cooperación, alto nivel de conciencia, creatividad, disciplina, persistencia así como su contribución y apoyo para iniciar el proceso de renovación de la ética de los servidores del Poder Judicial que nos permitirá alcanzar una mejor imagen institucional”.
La delegada ante la Comisión Iberoamericana de Ética Judicial finalizó diciendo que “solo queda ahora esperar que lo que hemos asumido en conocimiento y teoría, relativo a los principios y valores éticos judiciales, se conviertan en una realidad en la práctica en beneficio de nuestros usuarios y del fortalecimiento de nuestro Poder Judicial, del Estado de Derecho y de la seguridad jurídica”.