Este proceso judicial entre abuelitas corresponde a una de las 18 demandas de tutela de niños niñas y adolescentes no sujetos a la autoridad parental, ingresadas y ventiladas en el Tribunal de Familia en el primer semestre de este año, la cifra más baja registrada en el mismo período de los últimos tres años.

 

Según las estadísticas de la oficina de Implantación, en el primer semestre del año 2018 las demandas de esta naturaleza ingresadas al Tribunal de Familia fueron 30 y en el mismo período pero del 2017 la cifra fue de 74.

 

“Con las pruebas valoradas por esta autoridad y los testimonios escuchados en audiencia, este judicial llega al convencimiento de que la señora (de profesión profesora) es la persona idónea para ejercer la tutela de los adolescentes”, dictaminó el judicial, con lo que la demandante pasa a ejercer la representación legal, el cuido, crianza, educación, salud, defensa y protección de los derechos, incluyendo los patrimoniales y el cumplimiento de las obligaciones civiles (de los menores de edad)”, reza el fallo.

 

La profesora recurrió a los juzgados para hacerse con la representación legal de sus nietos, a quienes ha rodeado de cuidados y cariño desde su nacimiento, ante la desaparición física de los progenitores, ayudándoles a construir un futuro promisorio, ya que ambos estudian la secundaria en modalidad de clases sabatinas, porque durante la semana llevan carreras técnicas.

 

La mayor, de 15 años, obtuvo una beca para realizar un intercambio cultural, para lo cual viajará a Estados Unidos y domina dos oficios, igual que su hermanito de 13 años. 

 

Consciente de que los padres de los menores de edad habían permitido que los niños vivieran con la abuela materna, la abuela paterna dijo al judicial que la profesora “los ha criado desde (que estaban) tiernitos”, y por lo tanto no se oponía a la concesión de la tutela judicial a su favor.

 

El estudio de campo realizado por la trabajadora social del Consejo Técnico Asesor (CTA) del Tribunal de Familia, licenciada María Lourdes Medina, fue determinante para que la autoridad judicial se pronunciara a favor de la abuelita materna, ya que comprobó que además de haber desarrollado un fuerte sentido de pertenencia al hogar de la profesora, otros parientes los apoyan decididamente, fortaleciendo su acervo académico.