Ante la memoria de Rubén Darío --personalizado por el joven de traje azul--, (de izq. a der), Rosa Sarmiento (Rosa Esther Carballo) madre del poeta y la tía Bernarda (María José Castillo), evocan los primero años del poeta niño.

El grupo de teatro conformado por 10 artistas (6 mujeres y cuatro varones), recrearon la vida de Rubén Darío.

Rosa Sarmiento (Rosa Esther Carballo) madre del poeta y la tía Bernarda (María José Castillo), expusieron cómo el niño fue separado por las circunstancias del seno de su madre y fue criado por su tía Bernarda y el coronel Félix Ramírez Madregil, a quienes en su infancia los consideró sus padres. No obstante, al conocer la muerte de su madre el 3 de mayo de 1895 el poeta fue afectado considerablemente.

Seguidamente apareció en escena Inés (Magally Castellón) quien se presentó como la prima de Rubén adolescente. “Le gustaba darme besos y acariciar mis mejillas”, recordó Isabel. Aunque la primera mujer que despertó una pasión erótica en el adolescente fue la chiquilla norteamericana Hortensia Buislay.

Acto seguido hizo presencia Rafaela Contreras (Francis Sevilla), la primera esposa de Rubén, poeta y cuentista, con quien contrajera nupcia eclesiástica en 1890, en San Salvador, El Salvador. Rafaela  se regodeó recordando que “mi Rubén publicó el libro Azul ese año que nos casamos”.

Los amores de Rubén Darío. (De izq. a der.) Isabel (Magally Castellón); Rafaela Contreras (Francis Sevilla), la primera esposa; Rosario Emelina Murillo (Auxiliadora Acosta), la garza morena del poeta; y Francisca Sánchez (Fracelia Rivas), quien convivió por 17 años con el poeta.

En la dramatización inmediatamente aparece Rosario Emelina Murillo (Auxiliadora Acosta), eterna enamorada del poeta, a quien el bardo evocaría en su cuento “Paloma blancas y garzas morenas”: “Tu me revelastes el secreto de las delicias divinas en el inefable primer instante del amor”, poema del que hace gala Rosario en su presentación.

Finalmente aparece en el proscenio Francisca Sánchez (Fracelia Rivas), a quien el poeta conoció en el año 1898, siendo corresponsal del periódico La Nación, de Argentina, en  España. Francisca evoca que procreó tres hijos, pero solo sobrevivió el último, Rubén Darío Sánchez, a quien nombraron “Güicho” y fue su heredero universal.

Funcionarios y trabajadores del Tribunal Nacional Laboral de Apelaciones siguen atentamente cada uno de los actos donde fueron representados los amores del poeta Rubén Darío. A la derecha la magistrada Arlen Yahoska Cuadra Núñez (de vestido rojo).

Francisca se jactó que Darío regresó a Nicaragua en 1907 para buscar como divorciarse de Rosario Murillo y casarse con ella. “Sus amigos diputados sacaron la Ley Darío para que Rubén se pudiera divorciar, lo que nunca se pudo llevar a cabo”, dijo Francisca sollozando.

De esa manera fueron representados los amores de Rubén Darío como un aporte al conocimiento de su vida, ante los trabajadores del Tribunal Nacional Laboral de Apelaciones que siguieron cada escena con mucha atención