Escrito por Janelys Del Socorro Carrillo Barrios
* Amamantó a bebé de cuatro meses cuya madre gestionaba demanda de alimentos en Tribunal de Familia.
Un hermoso acto de solidaridad protagonizó una joven mujer la mañana del 31 de marzo, al ofrecer sus pechos rebosantes de leche a una bebé de cuatro meses de nacida que lloraba de hambre en brazos de su angustiada abuelita materna.
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Gregoria Zambrana, abuelita de la bebé, agradeció la generosidad de la nodriza anónima.
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Eran las once y media de la mañana y doña Gregoria del Rosario Zambrana Cerda esperaba a su hija en el área de recepción de escritos del Tribunal de Familia, cuando estalló en llanto porque no lograba tranquilizar a su nietecita que lloraba de hambre.
Según doña Gregoria, a eso de las nueve y media de la mañana su hija de 30 años le pidió que cuidara a la niña mientras iba a la Defensoría de Familia --ubicada a tres cuadras del Tribunal de Familia--, para realizar unos trámites y demandar al padre de la bebé por no asumir su responsabilidad.
Pasado un tiempo y al ver que la joven no aparecía, doña Gregoria decidió ir a la Defensoría a buscarla, pero extrañamente no la encontró, por lo que regresó al Tribunal de Familia pensando que a lo mejor la muchacha ya había vuelto al lugar para reunirse con su hija.
Llanto por hambre
Sin embargo, la joven no apareció por ningún lado mientras la tierna niña daba alaridos. Las mujeres que se hallaban en el lugar hacían de todo para tranquilizar a la menor y aunque doña Gregoria iba de un lado para otro con ella en brazos para contentarla, nada lograba sosegar a la tierna.
Una muchacha de 34 años que observaba la situación mientras esperaba ser atendida, le dijo a doña Gregoria que si no se oponía ella la amamantaría porque “ese llanto es de hambre”.
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Fue imposible localizar a la madre de la niña en la Defensoría de Familia.
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Presa de los nervios por la preocupación de no saber qué le pasó a su hija y por no poder calmar a su nieta, entre lágrimas doña Gregoria accedió a que la muchacha la amamantara.
La joven no quiso identificarse pero aseguró que ofreció apoyo a doña Gregoria, ya que los tiernos sufren mucho ante la ausencia del pecho materno. A los cinco minutos de haberse “pegado” a la nodriza anónima, la niña finalmente se quedó dormida.
“Tengo un niño de ocho meses y dos hijos más. Vine a retirar una certificación de sentencia que salió a mi favor y ¡qué bueno que pude ayudar porque a mí la leche se me estaba cayendo!”, exclamó la mujer mientras abandonaba el Tribunal de Familia.
Finalmente, las autoridades de este Complejo Judicial facilitaron un vehículo para llevar hasta su casa a la bebé y a doña Gregoria, porque no andaba “ni para el bus”, no sin antes regresar a la Defensoría de Familia donde nadie dio razón de la madre de la niña.
Aunque doña Gregoria no se explica por qué su hija se fue sin decir para dónde iba.