El programa Una Hora con la Justicia reconoció el alto sentido de inclusión que caracterizó a la magistrada Ligia Molina Argüello, quien abogó porque abogados y catedráticos fuesen consultados como ocurrió con el Código de Ética y Procesal Civil.

De esta manera, el magistrado Gerardo Rodríguez, presidente del Tribunal de Apelaciones de Managua y el director de Comunicación del Poder Judicial, doctor Roberto Larios Meléndez, quienes conducen el espacio radial, rindieron homenaje a la magistrada Molina junto a la jueza Quinto de Distrito de Familia, doctora Elba Xiomara Narváez Toruño.

Los funcionarios destacaron las cualidades de la magistrada Molina Argüello, entre ellas la de su incansable búsqueda por la excelencia y la calidad en el trabajo de los jueces.

La jueza Narváez reiteró que su muerte es “una pérdida catastrófica” pero a la vez sostuvo que en su memoria, el Tribunal de Familia trabajará para alcanzar las metas que ella se había trazado.

La relación de la doctora Molina con el Tribunal de Familia era de plena comunicación y propugnaba por la mejora de la atención al usuario en el Tribunal de Familia, expresó la jueza Quinto de Distrito de Familia, Xiomara Narváez Toruño.

Empeñada por capacitación
“Nos sentimos ¨motos¨, pero vamos a continuar para alcanzar las metas que tenía”, precisó la judicial, al destacar que la magistrada Molina Argüello fue una gran defensora de la equidad de género que, además, vivía empeñada en la capacitación del personal de cara a la entrada en vigencia del Código de Familia para garantizar que el desarrollo de ese proceso no tuviera impedimento alguno.

Por la vía telefónica, Jorge Eduardo Blanco, Leslie Haslam, Carlos José Vidaurre, la jueza civil María Amanda Castellón y Margarita Ruiz, entre otros, expresaron sus condolencias y solidaridad con la familia y el Poder Judicial, destaca el espíritu de mujer humilde, incluyente y luchadora.

“No perdimos una autoridad sino una buena administradora de justicia. Nunca se le subieron los humos, fue humilde; a uno lo trataba como compañero y cuando contestaba el teléfono nos llenaba de esperanzas sin intención de inmiscuirse en el asunto, sino para dar respuesta desde el punto de vista administrativo”, aseguró Vidaurre.

 

Cada vez que la magistrada Ligia Molina visitaba el Tribunal de Familia, reiteraba su llamado a los trabajadores para brindar un servicio de calidad a la población.

“Dio la vida por la función jurisdiccional y el mejor desempeño del Poder judicial. Perdimos a nuestra maestra, que pensaba en el bienestar de la sociedad y los usuarios y usuarias para que la administración de justicia mejorara, pero vamos a llenar el vacío que deja siguiendo su ejemplo”, planteó la jueza Castellón Tiffer.

El magistrado Rodríguez Olivas y el doctor Larios Meléndez recordaron que la magistrada de la Corte Suprema de Justicia y militante sandinista, era delegada permanente ante la Comisión iberoamericana de Ética Judicial, y desde su amplia experiencia en el Derecho Civil y de Familia escribió varias obras como el libro ¨Derecho de Herencia¨ que es material de estudio en muchas  universidades.

Además de reconocer que fue una funcionaria de puertas abiertas que siempre recibía a quien le pedía audiencia con diligencia y prontitud, el director de Comunicación recordó que invirtió diez años de trabajo en la redacción y elaboración del Código Procesal Civil y más aún, deja como legado el Código de Ética que rige al Poder Judicial.