La doctora Marlene Zamora Zepeda, durante su juramentación como jueza Tercero Local de Familia.

Años después de haber conocido, tramitado y resuelto aquel doloroso caso, la voz de la judicial aún se quiebra al recordar la crueldad cometida contra la mujer y sus hijos que, de no ser por la intervención de la justicia, ese núcleo familiar habría quedado desprotegido al ser desplazado por “el nuevo amor” del demandado.

Recordó que los hechos se desarrollaron en Masachapa, municipio de San Rafael del Sur, donde el Ministerio de la Familia hizo el estudio sicosocial y comprobó que el núcleo familiar sufría violencia física y sicológica, incluidos tres de los hijos que presentaban problemas de lenguaje, incapacidad motora y retardo mental.

Aunque por años ha impartido justicia en materia civil y con el sistema escrito, para la doctora Zamora Zepeda los juicios de Familia no son una novedad porque desde sus inicios ha trabajado con ellos desde ese ámbito que era el que tenía la competencia.

Aseguró que en esas circunstancias, descubrió su vocación por la justicia especializada de Familia a la que volcará todas sus energías en beneficio de los sectores más vulnerables: Niños, niñas, adolescentes, mujeres, discapacitados y personas de la tercera edad.

Desprotección total
De acuerdo con las pruebas aportadas en el juicio, se demostró que “el padre desprotegió el hogar porque además de que nunca se preocupó por educar a los niños, los trataba como sus peones pues  los mandaba a pescar y vender el producto; intentó echarlos de la casa para vivir con su nueva pareja y hasta despojarlos de la lanchita que era su medio de sobrevivencia”, recordó la judicial.

Doctora Marlene Zamora Zepeda, jueza Tercero Local de Familia.

Indicó que al dictar su fallo, fue más allá y ordenó un salario mínimo para la mujer por el trabajo doméstico que realizó por años, y aunque la casa estaba a nombre del padre, el núcleo familiar tenían derechos sobre esta por lo que la declaró como vivienda familiar, de manera que los hijos pudiesen permanecer en ella hasta la mayoría de edad.

“Al menos no quedaron en la calle. Estoy contenta porque los siete hijos y la mamá permanecen ahí. A temprana edad las niñas fueron haciendo vida de pareja como forma de escapar de la injusticia con que su padre las trataba, según expresaron”, dijo.

La jueza Tercero Local de Familia analizó que si hubiera resuelto el caso basada en las leyes civiles, el núcleo familiar habría salido perdiendo “porque como él tiene un título a su nombre tenía derecho de desalojarlo. Sin embargo, retomé la sana critica, la doctrina, los convenios internacionales para proteger el interés de los hijos, y particularmente de los discapacitados”, señaló.

Desde este 8 de Abril, la judicial y seis jueces más de Familia, quedaron habilitados para impartir justicia con el sistema oral, para afianzar la misión del Poder Judicial de materializar el acceso, transparencia y celeridad de la justicia en beneficio de la población.

La doctora Zamora Zepeda tomó posesión del cargo el pasado 23 de marzo ante la jueza Primero de Distrito de Familia, doctora María José Arauz Henríquez, quien le tomó la promesa de ley por mandato de la Corte Suprema de Justicia.

En 2005, la doctora Zamora Zepeda inició su carrera judicial ocupando el cargo de jueza suplente del municipio de El Crucero, hasta el 2015; en 2008 fue designada jueza ad hoc de San Rafael del Sur, con la función específica de elaborar sentencias por un período de año y medio.

“Estoy cursando una maestría en Derecho de Familia e hice un postgrado y tengo experiencia en la materia. Quienes tenemos vocación de servicio sabemos que es diferente a lo Civil y lo Penal, porque no  tratamos con bienes si no con derechos humanos que hay que salvaguardar apegándonos al derecho”, concluyó.