Doctora María José Arauz Henríquez, jueza Primero de Distrito de Familia de Managua.

El derecho de uso y habitación del bien inmueble fue otorgado al muchacho mediante una sentencia de divorcio entre sus padres, emitida en octubre del año pasado y cuando aún era menor de edad.

El 25 de junio pasado el señor M.V.A. explicó a la jueza Primero de Distrito de Familia, doctora María José Arauz Henríquez, que interpuso la demanda contra su hijo “por haber cumplido la mayoría de edad”.

La demanda con acción de cesación de uso y habitación de la parte indivisa del bien inmueble quedó resuelta el 12 de agosto, “de acuerdo a los principios rectores del Código de Familia que establecen la protección, desarrollo y fortalecimiento de la familia”, establece la sentencia de la jueza Arauz Henríquez.

En ese contexto, la judicial explicó que en busca de dar soluciones colaborativas a ambas partes, y con base en el Artículo 524 del estatuto que les manda a observar los puntos a conciliar, y “conscientes de sus obligaciones”, padre e hijo llegaron finalmente a un acuerdo.

Había un obstáculo
El fallo judicial de la jueza Arauz destaca que al producirse el divorcio entre M.V.A y B.L.L., se afectó un testimonio de escritura pública de desmembración y otorgamiento de título de dominio que existía sobre el bien y que data de febrero de 1998, que lo distribuía al 50 por ciento para cada uno de los progenitores.

En la actualidad “no se encuentra estudiando, ha formado su familia y requiere de independencia...y ahora la mamá quiere vender porque necesita dinero”, expuso el comerciante, para motivar su demanda de cese de uso y habitación del bien inmueble contra su hijo

Las demandas que se radican en el Tribunal de Familia se resuelven de acuerdo con los principios rectores del Código de Familia que establecen la protección, desarrollo y fortalecimiento de la familia”.

“Habiendo cesado los requisitos que motivaron en su momento a la judicial a garantizar el derecho de habitación al que en aquel momento era menor de edad y considerando que este emprende una nueva vida al constituir su familia, cesada la afectación del bien procederá a venderse por parte de los dueños (progenitores del demandado)”, consigna el fallo judicial.

Sin embargo, el padre “se compromete a otorgarle el 70 por ciento de la cantidad que le corresponde con el fin de que el joven construya o compre una casa en donde vivir”.

En atención al “equilibrio procesal”, la jueza Arauz Henríquez preguntó al demandante si tiene dónde vivir y este respondió que sí, por cuanto además de un terreno grande tiene otra casa.

En un derroche de magnanimidad, el demandante externó que mientras la casa no sea vendida, su hijo y su pareja pueden seguir viviendo ahí, a lo que el demandado accedió inmediatamente.