La sentencia de la jueza Tercero Local de Familia, doctora Marlene de Fátima Zamora Zepeda, refleja el respeto a los derechos humanos de niños, niñas y adultos.

La madurez con que los menores asumen la relación de su progenitora con su nueva pareja y la ausencia de riesgos para su interés superior, terminaron por convencer a la judicial de que aquella debe conservar su cuido y crianza, ya que el padre trabaja fuera del país.

Según la evaluación psicosocial elaborada por las licenciadas Luisa Nohemí Tellería Abarca y Yohana Pantoja Cardoza, psicóloga y  trabajadora social, respectivamente, del Consejo Técnico Asesor del Tribunal de Familia, el joven de 16 años y la niña de nueve cuentan con las condiciones materiales necesarias para vivir; gozan del amor de sus abuelitos paternos y se llevan bien con la pareja de su mamá.

“Consideran a su madre y su pareja como el entorno familiar aceptado y reconocido. Es su familia”, consigna el estudio sobre el que se fundamenta la sentencia, el que también indica que los hermanos han desarrollado fuertes vínculos entre sí y ello podría deberse al “entorno materno que para ellos significa seguridad, escucha y comprensión”.

La figura materna transmite estabilidad emocional a los hijos e hijas, según la Psicología.

Dolor de niña
En el caso de la niña, la evaluación señala que “muestra mucho amor hacia su madre a quien valora y respeta; con ella se siente escuchada y amada, extraña a su papá y le duele que no quiera luchar por ellos”, siendo que para ella, el no verlo es “catastrófico”.

Del adolescente, el informe precisa que se caracteriza por una sanidad mental y emocional significativa (pues) comprende y valora la “opción lésbica” de su madre ya que dice haber vencido los estereotipos y considerar que está en todo su derecho siempre y cuando nos tenga en primer lugar como hijos.

Además, las expertas confirman que el joven tiene una buena amistad con la pareja de su mamá, razón por la cual, no se encuentra ningún impedimento que desaconseje el ejercicio del cuido y crianza por parte de la progenitora.

Licenciada Luisa Nohemí Tellería Abarca, psicóloga del Tribunal de Familia de Managua.

La jueza Zamora también celebró audiencia de escucha con los hermanos, en la que ambos abundaron en reconocer la excelente relación que sostienen con sus abuelitos paternos, lo que sin embargo no impidió que el joven estallara en llanto mientras expresaba sus consideraciones.

Al final de la audiencia de vista, en la que el demandado se hizo representar por una abogada mediante un Poder, las partes conciliaron sus diferencias, lo que fue homologado por la jueza Tercero Local de Familia, quien ordenó al padre el pago de pensión alimenticia periódica del 35 por ciento para sus hijos no menor a 313 dólares americanos al mes, depositados por los abuelitos a nombre de la madre.

El padre, a través de los abuelitos paternos, también entregará alimentos retroactivos por la suma por 913 dólares en ocho cuotas, además vestimenta y calzado por 200 dólares para ambos hijos dos veces al año y asumirá el 50 por ciento de los gastos educativos al año y el 50 por ciento de los gastos médicos si no los cubre el sistema de salud público, entre otras obligaciones.

La judicial dejó abierto el régimen de comunicación y visita entre el padre y sus hijos y entre estos con sus abuelitos, y autorizó que si lo tienen a bien, estos viajen a Estados Unidos con los hermanos para turistear con el padre, estudiar o residir allá, si lo desean, para lo cual la madre deberá darles permiso de salida.

A fines de marzo, la mujer de 33 años interpuso la demanda de disolución del vínculo matrimonial contra el padre de sus hijos, que desde febrero no entregaba la manutención que enviaba mediante remesas pese a devengar un salario de 1,800 dólares en Estados Unidos.