Monseñor Vivas Robelo expresó que la Iglesia, que es continuadora de la obra del Señor, “no se ausenta de los acontecimientos humanos, no rehúsa bendecir todo aquello que está destinado a buscar las relaciones respetuosas y amorosas entre los seres humanos”. 

 

El obispo manifestó que “el Señor nos hace partícipes, para que podamos ir mejorando este mundo en su nombre y una de esas maneras es precisamente la de ser santos y justos, porque la Santa Escritura es clara al decirnos que la persona justa y que hace justicia es ó tiene que ser una persona santa, una persona que busque el auxilio de Dios”.

 

Agrego que “Dios es amor y si es amor, eso significa que estamos cuidados, protegidos, amparados por ese Padre, que después de crearnos y de habernos visto caídos por el pecado, ha tenido a bien rescatarnos, redimirnos y salvarnos”. 

 

Monseñor Bosco Vivas reflexionó que “Jesucristo una vez que ha muerto y resucitado desde la diestra de donde su Padre se encuentra, nos sigue acompañando con su espíritu divino, para que podamos ir caminando en la vida, de tal manera que podamos llegar un día a gozar y a poseer el reino de los cielos”. 

 

“Hoy, aquí en esta inauguración, imploramos la misericordia divina para que ilumine a quienes aquí trabajan ejercitando ese don, a ayudarles a la convivencia, a quienes están puesto por la voluntad de Dios a ejercitar la justicia y a velar por ella en el mundo”, dijo el purpurado.

 

“Que Dios bendiga a los que trabajan en este lugar, que les haga dóciles, que les dé un corazón bondadoso; y como Salomón que implorara a Dios, pidan un corazón sensible para que este ejercicio de la justicia, den a cada quien lo que le corresponde, siempre con respeto e incluso con misericordia”, manifestó el Obispo. 

 

Agregó que “junto con la alabanza, hacemos hoy Señor nuestras súplicas que descienda sobre todos los que venga en busca de justicia, tu amoroso amor”.

 

“Que descienda tu bendición, que se vean colmados de tu Santa Gracia, para que todos desde este lugar visible que hoy bendecimos, nos apartemos del mal y nos hagamos dignos de participar un día en el templo de tu Santa Gloria”, concluyó Monseñor César Bosco María Vivas Robelo.